La tradición de las uvas, más allá de lo que pueda pensar la gente, no se remonta a mucho más de 100 años atrás. El precedente mejor registrado es en el año 1882, en el que el alcalde de Madrid José Abascal y Carredano imponía una cuota de un duro (cinco pesetas) a todos los que quisieran salir a «recibir a los Reyes Magos». Esta tradición consistía en ridiculizar a algunos forasteros que llegaban esos días y a quienes se les hacía creer que había que ir a buscar a los Reyes Magos la madrugada del 5 de enero, además de beber y hacer cuanto ruido se quisiera. Al imponer esto, se privó a los madrileños de disfrutar de un día de fiesta en el que se permitía casi de todo. Esto, junto a la costumbre importada de Francia en la que las familias burgesas tomaban uvas y bebían champán en la cena de nochevieja, provocó que grupos de vecinos ironizasen esta costumbre acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanas.
Referencias:
Allá por el 1894 comenzarían los primeros indicios de tradición con un artículo de El Imparcial titulado «Las uvas bienhechoras», en el que se trata la costumbre «importada de Francia, pero ha adquirido entre nosotros carta de naturaleza». Ese mismo día, en otro periódico llamado El Correo Militar se podía leer «La imperecedera costumbre de comer las uvas al oír sonar la primera campanada de las doce, tenía reunidas en fraternal coloquio a infinidad de familias, y todos a coro gritaron: ¡Un año más!». Ya un año más tarde en 1895, aparece una referencia escrita del Presidente del Consejo de Ministros Antonio Cánovas del Castillo, quien despidió el año con uvas y champán.
También podemos encontrar en la prensa madrileña de 1897: «Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante». Al año siguiente la prensa animaba a esta tradición con un artículo titulado «Las uvas milagrosas».
En 1907 la prensa se queja de que esta tradición, supuestamente importada por los aristócratas de Francia o Alemania, haya arraigado tanto en la sociedad y sobre todo en la clase baja, cuando en sus principios se burlaban de esto.
Tradición:
Esta costumbre poco a poco fue arraigando en la población madrileña, consistiendo en tomar doce uvas a los pies del reloj de la Puerta del Sol. En 1903 es ya conocida en toda España y en 1907 también se comían en Tenerife hasta el punto que con los años se extendió al resto de España.
También viene de esta costumbre el que al terminar el año y tomarse las uvas, se brinde con champán y no con cualquier otro tipo de bebida.
Otras teorías:
Existe la idea de que en 1909 los agricultores de Alicante se encontraron ese año con excedente de uva, y con objeto de sacar al mercado la producción, lograron popularizar la costumbre en la nación, aprovechando el impulso de esta costumbre madrileña y haciendo que se consolidase como tradición española.