Hoy a mi ha vuelto a llegar un mito español muy extendido por toda la península. El mito de las encantadas. La leyenda cuenta en esencia la aparición de una joven de bellísima apariencia peinando sus cabellos con peines de oro al lado de un castillo, cueva o rio en la noche de San Juan. Este encuentro puede suscitar muchos finales según la región en la que nos encontremos.
Origen:
Pero no nos precipitemos. Comencemos por su origen. La leyenda de las encantadas puede remontarse al siglo XIII, coincidiendo con la reconquista de la península. Pero comparte muchas similitudes con otras criaturas mitológicas antiguas como son las Lamias o Ninfas (grecia). Al encontrar similitud con este tipo de relatos en muchas otras culturas, como algunas de américa latina (Xtabay), sugiere que su origen es muy antiguo, un contacto cultural o que ha sido creado a partir de una difusión prehistórica. Pero prácticamente todas comparten las siguientes similitudes:
- Viven en el fondo de una fuente, poza, estanque o cueva donde brota agua dulce y transparente.
- Tienen aspecto de mujer bellísima y de largos cabellos.
- Lavan ropa blanca junto al rio o fuente y van vestidas con túnicas blancas o desnudas.
- Tienen poderes mágicos y pueden beneficiar, perjudicar, profetizar o proporcionar riquezas a aquel que las encuentre.
- Sus ojos son de color verde profundo y de efecto encantador.
- La fecha más propicia para verlas es la noche de San Juan, al alba, mientras bailan, enjuagan su ropa o se peinan con un peine de oro.
- Están asociadas a riquezas y amores carnales.
- Seducen a los hombres con diversas proposiciones.
De esta manera nos encontramos el mismo mito en diferentes partes de la península con los siguientes nombres: Mouras (Galicia), mairi y mairu (Pais vasco), anjanas (Cantabria) o las xanas (Asturias). Dichos mitos, con el paso del tiempo, fueron considerados paganos y unificados bajo la imagen de las lamias gracias a la influencia grecolatina, que con los cuadros y escritos, terminaron por predominar sobre nuestra mitología.
Una de las historias que para mí envuelven mejor el mito de la encantada nos viene de Rojales, un pueblo de la Vega baja del Segura, en Alicante. La historia cuenta que hace ya bastantes siglos, en el Medievo, una princesa árabe llamada Zulaida o Zoraida se enamora de un príncipe cristiano, provocando las iras de su padre, el rey moro, que la maldice a vivir por siempre encantada dentro del monte redondo llamado Cabezo Soler, al lado del río Segura, en el camino que va del pueblo de Rojales a Guardamar. Todos los años, y sólo en la Noche de San Juan, la Encantá se aparece en el Cabezo Soler para que alguien la libere. Si algún hombre valiente se encuentra con ella, la Encantá le pedirá que la lleve en brazos hasta el río Segura para bañar sus pies y así poder romper el maleficio. Pero para el hombre que la lleva, la Encantá se hace cada vez más pesada, por no mencionar a los monstruos que salen a su encuentro, provocando que el pobre valiente caiga desfallecido al suelo soltando a la princesa y cargando a su vez con una nueva maldición, la de morir pisándose la lengua.
Leyendas:
La leyenda de las encantadas hunde sus raices en un tiempo en que los conocimientos y la propia historia se transmitía de manera oral, y reflejan manifestaciones del pasado difíciles de explicar hoy en día. Las encantadas recuerdan a las ninfas de la mitología clásica, y en muchas de ellas se puede intuir precedentes de cuentos infantiles (jóvenes de gran belleza física y espiritual son encantadas por algún poder maligno y quedan en espera de algún héroe que rompa su hechizo). Por otro lado, los encuentros con las mairi, las mouras y las encantadas no suele ser beneficioso para el espectador, aunque existe cierta graduación entre el terrible carácter de las mairi y la posibilidad de quedar hechizado de las encantadas. Muchas de estas últimas dan la posibilidad de salvarse eligiendo entre varios objetos, como dice la siguiente leyenda:
«En la madrugada del día de San Juan, solía aparecer una dama muy blanca con el pelo muy largo y rubio al pie de la cueva de la Camareta, a orillas del camino de la Junta de los Ríos, muy próximo al río Mundo, sentada en una piedra y peinándose con un peine de oro, preguntándole, si alguien pasaba por allí, sobre qué le gustaba más, si el peine o ella. Dicen que en cierta ocasión pasó un pastor y al hacerle la pregunta éste respondió que el peine, exclamando ella: ¡maldito seas, que por tu culpa seguiré encantada!»
A todos estos relatos también nos encontramos normalmente con varios elementos que simbolizan diferentes cosas:
El peine de oro es un elemento de seres fabulosos tales como lamias y sirenas que simboliza virginidad. También representa la penetración mutua entre el fuego y el agua y posiblemente esté relacionado con la cola descarnada del pez, teniendo de esta manera un significado mortuorio.
La cueva de donde emerge nuestra encantada está asociada con la tierra y el mundo subterráneo. Está relacionado con el misterio del nacimiento y de la muerte, ya que fueron utilizados desde el paleolítico como lugares mortuorios, pero también son considerados como el vientre generador de la madre tierra, lo que las convierte en lugares de nacimientos de dioses, espíritus y seres mitológicos.
El espejo, representado en no todos los relatos de las encantadas, representa a la luna, otro símbolo femenino, y aparece en otras cuentos del folclore de caracter mágico. Generalmente el espejo suscita apariciones del pasado o del futuro, al igual que la posibilidad de ser una puerta espiritual del alma.
La noche de San Juan es la fecha mágica española por excelencia pues, se dice que las hadas españolas suelen tener especial predilección por la madrugada de San Juan. Son un gran número las leyendas, romances, tradiciones y mitos relacionados con esta fecha, ante la llegada del solsticio de verano. Es considerada la gran noche del amor, los oráculos, la adivinación y la fertilidad.